06 febrero 2008

El cóndor



Aún no apareciste y ya te echo
de menos y me incitas con tu porte
y si te hablo a solas me da corte
y se me pone un pálpito en el pecho.
Cuando estoy acostado estoy derecho,
la carrera que corro no es deporte,
se me sube el listón como un resorte,
y me ensancho por donde era estrecho.
Nunca te vi, ni falta que me hace,
sé que estás por ahí aún virtual,
inconsciente de mi drama habitual
de introducción, de nudo y desenlace.
El día llegará inevitable
en que me vengas a tragar el sable.