24 marzo 2008

Capuccino

Solo, sin ti, postrado en este trono,
solus rex que corona la cisterna;
la mañana en silencio se hace eterna
preparándome para el abandono;
de súbito me viene el llanto, atrono
con aire compungido, la voz tierna,
un temblor que se pone en una pierna,
un impacto infernal fuera de tono;
una pérdida por partida doble,
una partida dada por perdida,
dos entradas con sólo una salida,
un combate sin armas pero noble;
un sáfico deleite, así es tu ausencia,
sentir en el ambiente tu presencia.