20 marzo 2008

Java

Un amargo sabor quedó en mi boca
por no haberte podido dar más caña;
con tu loco furor y con tu saña
hiciste polvo lo que fue una roca,
y ahora mi torrente desemboca
en una pila blanca que se empaña,
en lugar de enredarse en la maraña
de tus labios, donde la miel se emboca.
Te piraste sin más, ya no mereces
que brinde a tu salud, beberé a oscuras
hasta el amanecer, mientras tú apuras
el cáliz de otra alianza hasta las heces;
el mío, por haberte hecho la sueca,
lo elevará mejor mi mano hueca.