Para una cosa una, para todo todas.
A veces en casa me sorprendo mirando hacia atrás porque pienso que hay alguien, prueba de que no estoy solo.
Aquí siempre pensé que eran todos muy amables y educados hasta que dejé de saludar yo el primero.
Ella sabe lo que piensa él y él sabe lo que siente ella.
Ella siente que lo sabe él y él piensa que lo sabe ella.
A quienes andan por la calle con los oídos taponados por auriculares sólo hay que mirarles la cara para darse cuenta de que les gusta que les taponen otro sitio.