01 junio 2008

Té verde chino

Esta pasa de ti, esa ni mira,
aquella te abandona en la estacada;
la que huye o te clava una estocada
cuando te ve desenvainar la lira;
la otra que pernocta y que se pira
sin probar, y la que de madrugada
se desnuda sin más y no da nada;
la que dice mañana y es mentira.
Aquí está lo que queda, un imponente
depredador de poca envergadura,
astado de Picasso o de Mihura,
que el tiempo ha travestido en impotente.
Asume tu destino, tu deber de
empuñar el bastón de viejo verde.