10 septiembre 2008

Capucino en Glorioso

El tiempo es la nada en movimiento.


El príncipe aparca su BMW, viste a sus hijos para llevarlos a la pequeña guardería del lago Sem. Llego sudando de mi footing diario. Pienso felicitar al príncipe por los buenos resultados en Pekín, o saludarlo de parte del príncipe de Asturias, o preguntarle por Eva Sanum, pero el príncipe no se digna a mirar a un súbdito.


El genio es una víctima de lo que le ordena su genio.


El aborto, la pena de muerte, la guerra y otros crímenes de las democracias se combaten desde una perspectiva humanista y atea.


Ir de pesca sería otra historia si en vez de peces hubiera sirenas.


Los nuevos amigos de los amigos empiezan siendo enemigos.


Abundan los imbéciles cuya única y exclusiva función en su trabajo consiste en abrumar constantemente a todo el mundo con basura electrónica.


Proverbio sumerio (4000 a. de la falsa cronología): "Una chica decente no se tira pedos en brazos de su esposo".


Viene a ser lo mismo ser libre en la cárcel que esclavo del móvil.


Clarín tendría que haber dicho: "La Cordera soy yo".


La institución menos conflictiva es el celibato.


El sida es la enfermedad de los pobres y el alzáimer la de los ricos.


Suiza, con todos los refugios antiatómicos que se hace la gente, es el país más parecido a un queso suizo.


El sueño de todo minusválido es conducir un coche.


Los premios Príncipe de Asturias deberían entregarse en el estadio Carlos Tartiere.


El Vaticano es todo capital.


El alcohólico se olvida de que los demás saben que es alcohólico, pero no de beber.


Los periodos de paz son el tiempo muerto de la historia.