19 octubre 2011

El cóndor

LA RUSA BLANCA


Sepárate de Tania, Miguelito,
déjala que se arrime a la ribera
donde flota mi bolla. La primera
vez que la vi de cerca quedé ahito.
Tu procesión pagana ya es un rito
al que acudo piadoso por la acera
con mi cirio encendido, y a tu vera
adoro sus caderas, alto mito,
pero de andar por casa (por la mía
se entiende); qué desnuda maravilla
poder verla surgir como una quilla
de mi cama caliente todavía.
No me la cedas toda si no quieres,
compartámosla sin que tú te enteres.