13 julio 2012

Java mocca



ARS POETICA

Con ansia de llegar al aposento,
que recibe de todos los despojos,
rasándose de lágrimas los ojos,
me dispongo a evacuar el alimento
que nutre mi memoria. El ornamento
de la consagración. Ya los cerrojos
liberan por el aire sus manojos
de rosas esparcidas por el viento.
El fruto de la noche se consume
por el hueco del tiempo. La corriente
arrastra el contenido de la mente
que en el papel condensa su perfume.
De todo cuanto adentro poseía 
entregué lo mejor a la poesía.


12 julio 2012

fransk kontinental


Miserables, que veis a un vejestorio camino de mi cama
y todavía os preguntais por qué lloro y me arranco los cabellos.

Dios, otra vez me envías la oscura noche
y vuelvo a temblar de arriba abajo
porque debo meterme en la cama que odio.

Dame tu mano, amor, y vamos a escondernos al sembrado
para hacer el amor o caer juntos a navajazos.

Me tiro al río pero no me lleva la corriente;
suerte para mi marido que siempre me sacan a la orilla.

Mañana me matarán por culpa tuya;
no niegues que me amaste.

Fui hermosa como una rosa;
debajo de ti me he vuelto amarilla como una naranja.

Pon tu boca sobre la mía,
pero deja libre mi lengua
para que pueda hablar de amor.

Cógeme entre tus brazos y abrázame;
después podrás enredarte entre mis muslos de terciopelo.

Mi boca es tuya, devórala sin miedo;
no es de azúcar que pueda disolverse y desaparecer.

Toma mi boca si la quieres;
por qué buscas mi cántaro si estoy toda mojada.

Yo haría de ti cenizas
con solo dirigirte un instante mi mirada.


"Suicidio y canto. Poesía popular de mujeres pastunas.", Sayed B. Majrouh, Afganistán, asesinada por talibanes. Gallimard, 1994.
Traducción del noruego, desde la novela de Åsne Seierstad, "Bokhandleren i Kabul", Cappelen 2002.

09 julio 2012

Java mocca



HECHOS POLVO

Una noche sin fin sobre tu lecho
es cuanto te suplico en esta tarde
de sueño seminal. Se me hace tarde
y queda por andar un largo trecho.
Depositar mis rosas en tu pecho,
sentir como del fondo de tu mar de
pronto tu maremoto fluye, arde
y consume mi vértice pertrecho.
Quiero sentir tu cuello en mi cadena,
desenvainar mi látigo en tu herida
en la noche final y compartida
ejecutando juntos la condena.
Eterno seguirá el camino, ajeno
a los cuerpos que sudan en su seno.