FRUTA DEL TIEMPO
Eres fruta salvaje del Caribe,
indómita silueta de pantera,
una gacela ardiente que se exhibe
enroscada a la piel de la palmera.
El velo se te enrosca a la cadera
y mi desasosiego se desvive.
Tus techos se insinúan en declive
repuntando hacia el cielo, casi afuera,
como aleros de un tejado chino.
Tu ánfora contiene la ambrosía
que te moja los labios entreabiertos.
Cuándo será cuando por fin mi vino
se mezcle con tu miel, y cuándo el día
que no podamos aguantar despiertos.