03 abril 2016

La escondida, café de Nicaragua


CRECIDA


Se clava en la cintura la mirada
perdida entre vaivenes por la frente,
los dedos se humedecen en la fuente
y penetran la carne dilatada.
Una uña voraz cava y horada
el interior, intermitentemente,
del dique que se hunde en la corriente,
desbordándose el centro de la rada.
Los labios enterrados en la sima
al fondo del canal, la catarata
que desprende su túnica de plata
desde los esplendores de la cima,
la tórrida descarga cuando asoma
el resplandor salado por la loma.