No salgo con mujeres que tienen hijas de quince años.
Aquí es frecuente no poder decidirse por la abuela, la madre o la hija.
Olvídate de mí, no me tortures, déjate de mandarme mensajes piernabiertos; no lograrás que te saque del anonimato.
En el ayuntamiento de Oslo, donde yo contraje matrimonio, el último Nobel de la paz citaba a Machado sin venir a cuento, ante un público de advenedizos arribistas nuevorricos que, lo mismo que el galardonado, no tenía ni la menor idea de quien era Machado. Se hace camino al andar, sobre todo en un jet privado.
Podría vivir sin mujeres pero no sin poder hablar de ellas con los amigos.
La Iglesia es contraria al aborto y yo soy contrario al aborto y a la Iglesia.
