DEPOSICIÓN DE OFRENDA
al borde del brocal de porcelana,
de oficiar en tu ara de pagana
Voy a posar mi póstumo recado
voy a soltar sin más por la ventana
el lastre que me agobia; desolado,
mañana no estarás más a mi lado
y sentiré tu ausencia; sin la gana
proseguiré mi ruta liberado.
Vacío queda el cuerpo, llena el alma,
de las delicuescencias que la noche
desparramó por mí, en un derroche
de tempestad que no conoce calma.
Sale de mí, perfuma el edificio
que se desangra por el orificio.