DESPUES DE LA TEMPESTAD VIENE LA CAMA
Has sido una tormenta de verano,
amor, en mi desierto; un espejismo
que embelesó mis párpados en vano
arrastrándome al borde del abismo.
Un incendio voraz, un cataclismo
que corrió mis cimientos, un pantano
que reventó la presa y un seísmo
agitándose dentro de mi mano.
Giraste sobre mí como un tornado
que desparrama todo lo que toca;
a la deriva, el mástil entornado
se derritió en la espuma de tu boca.
Luego llegó la calma, amor. Ya firme
salí de tu volcán sin despedirme.