NELSON
“¡Mucho gusto, Giovanni…! Yo me llamo Nelson, Nelson Castro, soy chileno, uno un poco raro, viste… Mi familia es por mi madre de origen francés y por mi padre inglés, pero mis apellidos son españoles sabe dios por qué, lo pone aquí en la legitimación, mira…¿De dónde eres tú? Yo soy de Santiago, pero vivo aquí desde el año setenta y nueve; aunque ya había trabajado desde el setenta y cuatro en Stavanger y entonces vivía en Santander, la Stavanger de España…Eran otros tiempos. Trabajé en el petróleo, para la compañía CGG francesa (Compagnie Générale de Géophysique-Veritas), en la tripulación, estuve tres años…yo era el más veterano, el más antiguo quitando el jefe, trabajando… Conocía el barco mejor que el capitán, los demás iban con contratos de seis meses… Era un barco de prospección, con una treintena de científicos y seis tripulantes, no teníamos buzos, esos eran noruegos... Trabajaba tres meses y descansaba dos… No vivía en Noruega, era por el año setenta y nueve…Me establecí con otros chilenos en un piso en Santander, hacía ruta de Stavanger a Santander, parando en La Rochelle... Pasaba siempre a pie la frontera de Irún a Hendaya, luego en autobús hasta la Rochelle y luego en barco hasta Stavanger, sin problemas… Pero una vez me pidieron la visa los policías franceses y como no tenía no me dejaron pasar a Francia, entonces me volví para Irún y allí también me pidieron la visa, así que tampoco podía pasar a España, y como en la frontera había una línea amarilla, que era tierra de nadie, pues agarré mi macuto marinero, así de grande, y me senté en el suelo encima de la raya amarilla, hasta que a las doce de la noche llegó el relevo de guardia de la policía de las dos partes y entonces al verme un paco allí en el suelo me preguntó que qué estaba haciendo sentado en el suelo, y se lo expliqué altiro… Me dijo que vaya estupidez lo de la visa, que cruzara nomás, ah y que en el primer bar pasando el puente que preguntara por Paco… Y el Paco este, que no era poli, me entendí, resultó ser un taxista, que después me llevó a La Rochelle por mil francos, y que luego fue el que me llevaba siempre en el mismo viaje…El barco hacía prospecciones petrolíferas en el Mar del Norte, empleando bombas de presión que calaban a una profundidad de siete mil metros, pum, pum, pum, se colocaba desde el barco en la superficie del mar flotando una cinta transparente así de ancha que recogía las ondas... Y luego salía por la computadora un documento impreso con los gráficos, venían a buscarlos en coches negros con escolta militar y desaparecían quién sabía dónde… Eran secretos de estado que nadie podía conocer… Estuve en París visitando una nave construida, como diecisiete campos de fútbol, que estaba hasta los topes de monitores, de computadoras, donde se almacenaba documentación secreta de la OTAN y de la CGG y los informes de todas estas prospecciones, top secret… Una vez estaba yo en la sala de máquinas y de repente se queda todo en silencio… en la sala de máquinas todo el tiempo hay un ruido de fondo de los motores y las máquinas, y aquella vez de repente todo se quedó en silencio, las luces se apagaron y todo se quedó a oscuras y no sabía lo que pasaba ni por qué se habían parado los generadores…Me fui a la sala central y cuando entro estaba todo aquello iluminado y todo el personal, los científicos y la tripulación y el capitán, al yo entrar empezaron a aplaudir, y se encendió un letrero en el techo que ponía: “¡Nelson, te vas para siempre!”… Resulta que habían organizado mi despedida sin que yo supiera nada, claro… Yo era el que más tiempo había trabajado en el barco, normalmente la gente estaba con contratos de tres meses… Otra vez estuve en París con el jefe francés de la compañía, que ya lo conocía… De cuando nos visitó en el barco... Se sentó a mi lado, yo no sabía quién era, y parecía un mendigo… En París, cuando me 'despidieron', hablé con él en su oficina… Me reconoció… Dominique se llamaba, y allí mismo me pagó los últimos tres meses después de que me ‘despidieran’… Y para ir a yo París estaba todo pagado, el avión, el hotel Thon-Europe, de cinco estrellas... En el hotel pregunté a la recepcionista dónde quedaba la CGG, y quedaba justo al otro lado de la calle, un edificio imponente, y allí me planté yo… Le pregunté a la recepcionista por el director y me dijo que Dominique no estaba…Le dije que era Nelson y que había quedado con él, y volvió a llamar al director, que resulta que me estaba esperando… Entré en su oficina y me dijo que me había comprado el billete de avión para Chile, y yo no tenía ni idea de nada… Que salía el lunes, que en Santiago me estaría esperando mi madre, que mi madre ya lo sabía porque resulta que él, el director general, hablaba todos los meses con mi madre en Chile, y yo no sabía nada…Y así fue como me ‘despidieron’ de la compañía CGG."
Pilar se va al baño.
"Fernando y yo más que amigos éramos como hermanos. Fernando y yo éramos de clase alta, en Santiago... Éramos a amigos desde cabros, siempre juntos, pero su familia era más pudiente que la mía... El padre de Fernando tenía la línea de autobuses, del norte al sur de Chile, la Línea Corina... Autobuses lindos, la mejor empresa del país, todo el mundo creía que yo era el hijo del dueño porque siempre que me veía me abrazaba, y los conductores me dejaban viajar gratis a donde quería, “Ah, ¿usted no es el hijo de Don Facundo?, suba po”... Mi hermano era dentista, moreno y con ojos azules, que no hay muchos así por allá, y mis padres querían que yo también fuera dentista... Fernando iba a estudiar para biólogo, pero no nos matriculamos nunca y no pisamos la universidad... Queríamos largarnos. En el puerto estaban buscando gente para embarcar y nos preguntaron. Nos enrolamos en un barco a navegar y llegamos a El Piréo. Nos quedamos sin empleo en Grecia... Fernando dijo que se marchaba para El Cairo. Un día iba yo andando por el puerto entre yates y barcos impresionantes... Yo por Atenas nada de Partenón ni de Acrópolis ni museos... Y entonces me para un fulano y me dice que si no me interesaría arreglarle unas cosas en su yate, uno enorme, los yates allí eran todos de lujo... Le dije que sí... Me preguntó que qué sabía hacer y le dije: “Yo puedo hacer de todo, usted me dice y yo lo aprendo”... El tipo se quedó impresionado y me dijo que me contrataba para viajar en uno de los seis transatlánticos que tenía. Y estuve trabajando en uno durante seis años, navegando por todo el mundo, por el Mediterráneo, desde El Cairo, donde no encontré a Fernando, por las islas del Egeo, el Tirreno, Gibraltar, Buenos Aires, Cabo de Hornos, Chile, por el Caribe, Panamá, Costa Rica, Atenas, así seis años, de puti en puti (su novia Pilar, de vuelta del baño, estaba allí y sonreía; no abrió la boca en toda la tarde). Yo trabajaba en el crucero de presentador y animador, y actuaba con los artistas y hacíamos los shows juntos, el público lo pasaba rebién. Con Maria Sari teníamos una actuación donde ella cantaba, y yo iba por entre las mesas del público diciendo que la canción no era así, y hacía seña de cortarme el cuello, y entonces Maria Sari me descubría y me retaba a cantar con ella, y entonces hacíamos un dúo, lo habíamos ensayado primero, y el público la pasaba rebién... Yo soy medio artista también. Otras veces cantaba un artista una canción antigua pero con música moderna, y entonces yo, mientras iba sirviendo por las mesas, le decía al público que la canción no era de esa manera, entonces le cogía el micrófono y me ponía yo a cantar la versión antigua y el público nos ovacionaba como loco. Otras veces se cortaba la luz y yo tenía que estar entreteniendo al público con chistes y cosas hasta que arreglaran los aparatos, y a veces los técnicos se demoraban y tenía que usar mis dotes de entretenedor hasta que volvía la luz y la música. En esta foto estoy yo, mira, cuando salí la primera vez de Chile, con mi familia pensando que estaba en la universidad, llevaba traje y corbata porque al subir al avión nos hacían fotos para vendérselas a los familiares... Y aquí estoy en el crucero con el capitán y una modelo argentina y una actriz brasileña, mira qué chanchitas. Una vez me encontré con un amigo que había arreglado los dientes con mi hermano en Chile... Me di cuenta que era mi hermano porque me contó que era moreno y con ojos azules, y así no hay muchos, y me puso en contacto con Fernando, que vivía por aquel entonces en Nueva York, donde había estado desde que nos separáramos en Atenas. Al final por uno o por otro Fernando acabó viniendo para Noruega... Se vino a vivir a Oslo y trabajaba en el aeropuerto precintando los productos del taxfree de los aviones. Pues resulta que le tocó la lotería, a Fernando. Yo tenía todos sus datos, dirección, teléfono, el número del billete de la ‘lotto’ y todo...Y me llamó una señora comunicándome que aquel número había sido premiado con cuatro millones y medio de coronas, que de aquella era mucha plata. Fernando no entendía muy bien el noruego y me dijo que le parecía haber escuchado su número por la radio, que si se lo podría confirmar... Luego me llamaron y me dijeron que efectivamente era el número premiado: “¡gratulerer, gratulerer, gratulerer!”, me comunicó la señora de la ‘lotto’... Ahora tenía que decírselo a Fernando... Lo llamé y le dije que teníamos que reunirnos, que no podía hablarlo por teléfono, él estaba muy nervioso y quedamos para tomar un café... Le dije: Fernando te tocaron cuatro millones y medio de coronas, es mucha plata y hay que saber qué hacer con ella, ya viene descontado por Hacienda pero si no lo invertís en nueve años no te queda nada, te lo comen todo... Fernando lloraba... Le dije que tenían que hacerle una entrevista y una foto con el cheque del premio, pero él no quiso hacer la entrevista ni nada...Yo le pregunté a mi abogado lo que había que hacer en estos casos, a mi nunca me había pasado eso... Y Nils nos aconsejó sacar el dinero de Noruega para invertirlo en Chile. En Noruega no hay que tener nada, ni casa ni piso ni nada... Lo mejor es irse a Chile y sacar todo el dinero poco a poco en el cajero automático de un casino... ¿Quién te va a preguntar por el dinero que sacas en un casino?, ese dinero no existe... Y así fue po... Fernando se fue para Chile y no volvió más, sacaba el dinero en el cajero de un casino que había cerca de su casa. Una vez que estábamos él y yo en un bar en Majorstua vio de lejos a una rubia, él era más lanzado que yo, y de repente ya no estaba, se había ido a hablar con ella, y de pronto habían desaparecido. Se casó con ella pero con el tiempo surgieron las discrepancias, ella dijo que cuando de retirara se volvería a Finlandia y él dijo que se volvería para Chile. Lo de ser de países diferentes tira mucho y no tiene solución. Cuando Fernando se marchó para Chile quedamos para tomar un café y despedirnos... Llevaba bajo el brazo una carpeta azul que no se separaba de ella... Al marchar me la dio y me dijo que era para Ida, que se la llevara cuando él ya no estuviera en el país. Ida regentaba una pizzería en en centro, en Majorstua, y allí fui yo a verla cuando Fernando ya no estaba... Había sacado un sobre de la carpeta azul y me lo había dado para que se lo entregara a Ida, con la condición de que no podía abrirlo hasta que él se hubiera marchado... Entonces le llevé el sobre a Ida y no quería abrirlo... Le dije que era importante, de Fernando, entonces lo abrió y lo leyó y se echó a llorar... Allí lo ponía, que le había dejado a ella el piso donde vivieron en Oslo, que era la única propiedad que le quedaba a él en Noruega, y así fue como no se volvieron a ver."
Mi novia se va al baño.
Yo llegué a Noruega en tren cruzando toda Europa desde Santander, París, Copenhague, Suecia, y me bajé en la estación central de Oslo, que era de madera en aquella época. Me dieron el asilo nada más llegar, nada de tener que salir cada tres meses o tener que casarme. Fue casualidad, yo no llegué aquí por motivos políticos... Estuve casado en Chile pero me divorcié... Luego volví a casarme y nos fuimos a España, a Santander, donde mi hermano trabajaba de dentista... Tengo dos hijos que son españoles, nacieron allí... Como mi mujer no quiso venir a Noruega nos divorciamos y ella volvió para Chile, pero mis hijos, que ya son mayores, viven aquí, y ya soy abuelo. Yo vine a este país porque mi amigo Fernando por casualidad estuvo en Santander también y hablando con un chileno en un bar le dijo que si no conocía a algún dentista y el otro le dijo que conocía a un chileno, uno moreno de ojos azules, inmediatamente Fernando lo relacionó con mi hermano y fue a verlo y así fue como gracias a mi hermano, que le dio mis datos, porque yo andaba en aquel tiempo navegando, se puso Fernando en contacto conmigo y me dijo que me viniera a Oslo donde él vivía... Así que dejé el barco y me vine para acá. Después de esto fue cuando empecé a trabajar en la CGG. Desde hace seis años ando con Pilar, a ella no le importa que yo tenga esposa en Chile, viviendo en la casa que yo le compré. Ahora mis hijos viven aquí, pero son españoles, así que no estoy solo, aunque esté retirado, y además estoy con Pilar, pero no tenemos hijos, vivimos cada uno en su casa, bueno yo vivo ahora en mi barco en la kommune vecina... Yo no quiero tener ninguna propiedad en este país. Desde el principio trabajé por mi cuenta, pero aquí todo lo que ganas te lo quitan los impuestos, no te dejan ni respirar. Un año me llega una carta de hacienda, donde pone que tengo que devolver ciento cincuenta mil coronas... Por qué, yo no entendía nada, así que fui a hablar con Leif, el abogado amigo mío. Llegué a la oficina y la secretaria me dijo: “son dos mil quinientas”, y eso antes de empezar... Le di todas las declaraciones de la renta de los últimos diez años, los recibos, las facturas: “Mira, contrólame esto, yo ya no me acuerdo de nada”... Entonces el abogado revisó punto por punto y lo envió... Al mes me llamó: “Ya tengo la respuesta, el konsulent de Hacienda me dijo que se habían equivocado, así que no te preocupes”. Fui a ver a Leif y antes de entrar, otra vez: “Son dos mil quinientas”. Vaya con el amigo Leif, cinco mil la broma. Aquí es todo así. Entonces eso, que se habían equivocado en Hacienda, y que para evitar juicios me devolvían las ciento cincuenta mil, y encima que me indemnizaban con treinta y cinco mil coronas. Así que al final gané todo eso, menos las cinco mil de las minutas del Leif. Trabajé siempre en el sector de limpieza (vuelvo yo del baño), pero ya estoy retirado, por enfermedad, aunque trabajo igual. No fumo ni tomo... Ahora llevo yo solo las dos plantas del aparcamiento subterráneo en Aker Brygge. El otro fin de semana entré a trabajar el viernes a las siete de la mañana. Yo no le temo al trabajo pero todo tiene un límite. El jefe de la ISS me dijo que el sábado por la tarde llegaría el relevo puntual, cuatro cabros recién descansados, y que yo me iría a casa... Pues resulta que no llegó el relevo ni nadie y tuve que hacer yo el turno siguiente completo, hasta el lunes a las cuatro que salí... Mi aguante son cuarenta y dos horas, ahí se acaba Nelson. Cuando lo llamé se disculpó y dijo que no sabía qué había pasado con el turno... Yo soy de mucho aguante pero todo tiene un límite, y el mío está en cuarenta y dos horas máximo. Yo no cobro por horas, cobro a trabajo acabado, por proyecto, cincuenta mil coronas y listo. Llegué a tener ciento treinta empleados contratados en mi firma. Doy cursos y charlas en seminarios y en la Universidad. En realidad el programa de enseñanza del fag brev (certificado de grado) es en una tercera parte mío... Lo he desarrollado y presentado yo en cursos y conferencias pero el manual que se ha publicado lleva solo los nombres de X. y Y., y mi nombre no consta, así pues no tengo derecho a mi parte de los royalties. Con el sueldo hay que andarse listo, aquí no pagan lo que tienen que pagar, cada semana trabajas más de una hora por encima de lo que te pagan. El año tiene 52 semanas, 4,3 multiplicado por 12 meses del año, las horas trabajadas son 7,5. Y así sale el sueldo justo sin que te coman nada. Yo cobraba 1000 coronas a la hora pero ahora cobro por proyecto acabado cincuenta mil coronas, así que no trabajo más de la cuenta.
Lo mismo que es posible medir la concentración de azúcar en el agua metiendo en el agua luz polarizada, la clave de la limpieza está en el PH, María. Lo mismo que si conoces la estructura del cristal de hielo puedes conocer el movimiento del glaciar. Yo sé algo de química... Si entiendes el PH tienes la solución a todos los problemas. Supongamos que hay una mancha de Coca-Cola en la alfombra y te pones a limpiarla con agua y después con limón, pues que esa mancha no se va a quitar. Lo que necesitas entonces es saber qué PH tiene la Coca-Cola, porque si tiene ph 2,47 (porque lo puedes medir con las tiritas de colores, las encuentras en las librerías), no puedes echarle limón sino algo alcalino que combata la acidez... Este es el hecho más remarcable... Pongamos que la Coca-Cola tiene PH 2,47, y dividimos esta mesa en uno, dos, tres, cuatro, hasta catorce... Hasta el 7 serían los ácidos, son ácidas las disoluciones con pH menores que 7, y hasta el 14 los alcalinos... Entonces para poder contrarrestar el ácido de la Coca-Cola no pones limón, ¡agh!, ni vinagre, tienes que poner un producto de limpieza alcalino, como el Zalo... El alcalino se come al ácido. Mira, María, si mides en la mesa uno, dos, tres, cuatro, cinco, hasta catorce… La copa de campari (es un trago medio amargo, le explica a Pilar) se quita de la misma manera. Lo mismo es el champú para el pelo. Es el PH lo que hay que entender... Para limpiar los cristales qué se usa, pues depende del tipo de cristal, hay que saber qué diferencia hay entre el cristal de esta casa y el cristal de un aeropuerto... Este se limpia con agua pero el del aeropuerto acumula más grasa y suciedad y requiere productos más fuertes... Hay que ser efectivo en la limpieza de una habitación de hotel... No se puede tardar cinco minutos en hacer una cama... En hacer una cama se tarda seis, con una mano echas hacia atrás toda la ropa sucia, ras, extiendes con las dos manos la sábana limpia, la sometes por los lados y listo, en seis segundos. El baño lo limpias en dos minutos, con una mano limpias el espejo, con la otra das cuatro pasos atrás y limpias la la ducha, zas, zas.
Pilar y yo, antes de conocernos, estuvimos juntos en la cueca de Sandvika sin saberlo. Allí estaba bailando con un cabro su sobrina, tengo un vídeo. La cueca de la frontera, con las espuelas, no saben lo que son las espuelas, son para marcar el ritmo. Después me encontré con la abuela, después de que empezamos a salir, y así nos enteramos de que habíamos estado en la misma fiesta... Aquí está el vídeo de toda la cueca de la frontera...
Aquí me ven bien pero estoy lleno de achaques, tengo síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, polineuropatía de fibra fina, cefálea crónica, síndrome miofascial, ansiedad, bueno ya no tanto, varias hernias discales, estenosis lumbar, y todavía tiro al blanco, eh mamita (Pilar se ruboriza). He tenido dos infartos, en el primero estuve en coma y me intubaron pero no perdí la consciencia, lo único que recuerdo es el pasillo del hospital en la camilla, viendo pasar las luces del techo, zum, zum, zum. Con el segundo infarto me colocaron el marcapasos... También tuve dos operaciones peritonitis. Un día sentado en casa se me cayó toda la panza entre las piernas, así la sostenía con las manos, yo no sabía qué era aquello que me estaba saliendo, y nada, perdí el conocimiento y aparecí en el hospital. Cuando me di cuenta me habían puesto la bata de hospital, cerrada por delante y con el culo al aire, y hala, a que me pelaran para la operación, y la enfermera allí con la máquina de afeitar. Yo aquella situación me daba harto vergüenza, po. Al final me acostumbré y le dije a la enfermera que me pelaba: ‘señorita, ya la puede soltar, que se tiene sola’ (se notaba que esto ya lo había repetido infinidad de veces en la colonia latina). Y la enfermera riéndose con las otras dice: “al chistosito le vamos a repelar la colita”. La segunda peritonitis casi me lleva... El doctor cuando ya no me daba por vivo me gritaba: “Lucha tú, yo ya no puedo hacer más por ti!”. Cuando estaba saliendo de la anestesia en una camilla tapado con cortinas, había allí sentadas cuidándome una enfermera y una monja, y estaban conversando, una le decía a la otra: “Sí, al lado de la catedral, donde está la estatua de Pelayo…”, entonces yo dentro de mi sueño reaccioné y sin poder contenerme hice un esfuerzo terrible para corregirlas, así entonces me pongo yo, con una voz como de ultratumba: “No es Pelayo, es Alfonso II el Casto”, y entonces las escucho partirse de la risa... Hacía tiempo que me sentía mal de los huesos pero el médico aquí no me encontraba nada... Entonces en un viaje a Chile aproveché para ir a consultarlo. Fui al médico en Santiago, me hizo pruebas, me apretó el dedo índice fuerte, así, en el dorso de la mano, y dejó allí un agujero... Me dijo: "Nelson, te estás quedando sin huesos"... Así que hice todas las pruebas y las traje conmigo a Noruega y se las puse delante a mi médico de cabecera, todos los informes médicos y documentos de las revisiones que me habían hecho en Chile. Resultó que tenía osteoartritis, por suerte ahora estacionado gracias a una inyección que cuesta cuatro mil coronas que me ponen cada día sábado... Después me llevaron a hacer rehabilitación a Lillehammer, no precisamente para esquiar... Me pusieron otra vez la batita con el culo al aire. Había allí diecinueve zombis, es el número de plazas disponibles en ese centro... Cuando estaba esperando para ingresar veo a un viejito salir y luego a otro y luego a otro, arrastrando los pies, con muletas, con andadores, a cuatro patas casi, y yo estoy así, me pregunté aterrorizado... A partir de entonces vivo con una inyección cada día sábado, que cuesta cuatro mil coronas, pero yo no pago nada.
Ahora vivo en un barco anclado en el embarcadero de Sandvika. Vendí la casa en Oslo, no quiero tener propiedades aquí. Mi mujer está en Chile, yo le mando todo el dinero negro que gano trabajando sin parar... Ella lleva un hotel, entre otras propiedades que fui adquiriendo a lo largo de los cuarenta años que llevo en Noruega... Desde hace cuatro estoy aquí en esta relación con tu amiga Pilar de Lillestrøm, que llama por teléfono a todo el mundo sin tener el idioma. Disculpen, tengo que ir al auto a contestar una llamada. (Siempre se mete en el coche cuando habla con su mujer en Chile, enciende el motor y dice que va conduciendo, para que ella no sospeche. Hace un tiempo pasó un control y tuvo que dejar el barco y quedarse una semana en casa de Pilar en ).
Yo tengo vena artística, pero de vicios y drogas nada m´hijo... A Pilar la conocí de casualidad, en una cueca en Sandvika, como ya les conté. En mi familia hay hartos artistas, la más importante fue mi abuela, era una cantante reconocida en todo Chile y todos los artistas se reunían en nuestra casa cuando yo era niño y la consideraban maestra, así que tuve que aprender música y a tocar el piano y mi hermano a cantar. Esa niña sueca que anda por el mundo dando charlas sobre la contaminación, la Greta, es ella la que está destruyendo el planeta, con los móviles... Yo no tenía móviles, nosotros nos reuníamos a jugar al fútbol o lo que fuera, los cabros juntos en la calle. El otro día mi hijo Christian se vistió con su traje, como para ir de fiesta y le pregunto a dónde iba y me dice que iba a reunirse con sus amigos... Yo pensé que se irían a una fiesta en casa de alguno pero no, lo veo que se mete en su cuarto y se pone frente a la computadora, para ‘reunirse’ con sus amigos frente a la pantalla. "¡Tú estás solo!", le dije. Los jóvenes ahora están solos, piensan que están juntos pero están solos... Son ellos los que están acabando con el mundo. Oslo está destruido, no permiten entran a los coches... Acaba de ir a la quiebra Ferner Jakobsen, cerca del Nationaltheatret, la boutique de ropa de lujo donde yo me compré la camisa cuando me casé la segunda vez y el dependiente me dijo, "¿No le molesta tener los brazos tan cortos?"... No logró sobrevivir al desmantelamiento de la ciudad, la clientela iba allí en coche a comprar y necesitaba aparcar cerca o como mucho por la zona del ayuntamiento... Pues ahora ya no se puede aparcar, ya no hay tráfico,,, Y cerró, un comercio de ciento cincuenta años, sin los coches no hay vida... En Oslo ya no se puede vivir... El litio, están acabando con el litio en Chile. El problema es que no se recicla el litio, el litio se recicla mal, las baterías de los coches no se pueden reutilizar y acaban en los vertederos en África. Los autos eléctricos son un engaño, contamina más producir un auto eléctrico que uno de diesel. ¿De dónde sacan el litio para las baterías?... Es un infierno para cargar la batería, cuando llegas a una gasolinera a las tres de la mañana y hay cola de horas para cargar... Todo el mundo cargando el auto... Luego si se te para en la autopista te ponen doce mil coronas de multa. Y luego los Tesla... Un amigo tenía un Tesla de esos que levantan las puertas como como las alas de un pájaro y al levantarse el asiento se va moviendo hacia afuera para que salga el pasajero... Pues una vez su mujer llevaba a su hijo en el coche y en el aparcamiento del centro comercial levantó las puertas pero se olvidó de que el niño se había vuelto hacia afuera y al bajar la puerta le partió las dos piernas, ¡qué horror! ... Yo vi un Tesla por dentro y son solo las cuatro ruedas, no hay más, dos bolas donde van las ruedas de atrás y el resto una placa plana que es la batería... El padre de un amigo de mi hijo compró el modelo con autopiloto y ¿sabes qué le pasó?, que chocó... Y las baterías las llevan a Kenia... Noruega ya tiene firmado un contrato de millones para deshacerse de las baterías y meterlas en Kenia en un volcán apagado... Bueno amor, tenemos que irnos, todavía tengo que llevarte a Lillestrøm. Estuviste muy callado, Giovanni, la próxima vez te toca hablar algo a ti...
Esto fue en casa de María, mi anterior novia, donde se había invitado una amiga suya con su pareja, ambos jubilados por enfermedad, para tomar algo. Llegamos a las seis, una hora antes, y ya estaban esperándonos dentro de su coche aparcado frente a la casa. La conversación empezó nada más entrar por la la puerta, sin parar hasta la salida. Estuvieron desde las seis hasta las doce y solo habló Nelson, los demás escuchábamos sin mediar palabra. Todo lo que contó se notaba que ya lo había repetido hasta la saciedad. Desde entonces no he vuelto a ver a ninguno de ellos, incluida mi novia, que me dejó poco después por teléfono mientras yo estaba en Asturies, afortunadamente.