LA SIRENA
Entraré en la espiral de tu tornado
una noche sin fin ni madrugada,
hará tu remolino en la ensenada
estragos en mi mástil entornado.
Cruzaré el proceloso mar a nado
hasta el acantilado de tu almohada,
negra sirena húmeda y varada,
para domar los vientos a tu lado.
Buscaré tu canal, tu mar, tu gruta;
las olas enredadas en tu cola
que bañan tu coral, tu caracola,
posarán sus espumas en tu fruta.
Dejarme echar amarras en tu puerto
solo te pido, aunque regrese muerto.