“El contrato”, F. Kafka: “Te llaman un lunes a las ocho y veinticinco de la mañana para preguntarte si estás disponible. Si lo estás, te piden que vayas al ambulatorio de un pueblo perdido de la mano de dios. Además, te dicen que deberías haber entrado a las ocho en punto. Cuando llegas, llegas con un retraso que tienes que asumir. Y lo asumes porque crees que ese contrato te va a durar un tiempo. Pero no, es un contrato para cubrir solamente esa mañana”.
Pasa la cuarentena con cuarenta cuarentonas.
No duermas los dos últimos días antes de tu ejecución, así te dormirás en la silla eléctrica.
No cuestiones la existencia de dios, que no existe, si no la tuya, antes de dejar de existir.
Libertad para Assange, Manning, Snowden. Estadounidenses que tanto husmeáis en este blog. Vais de cráneo.
No hay escritor al que le guste perder los papeles.
Finnegans Wake sirvió para prestarle a la física la palabra quark.
Enamorados, dos o varios con síntomas incompatibles.
Al final quedaremos en minoría: LGBTQRSPK...